Una mirada.
Una sonrisa.
Una amistad.
Un abrazo.
Un beso.
Un te quiero.
Un amor.
Un suspiro.
Una ilusión.
Un perdón.
Un deseo.
Una traición.
Una lágrima.
Un sueño muerto.
Una pérdida.
Un pasado.
Un adiós.
Una mirada.
Una sonrisa.
Una amistad.
Un abrazo.
Un beso.
Un te quiero.
Un amor.
Un suspiro.
Una ilusión.
Un perdón.
Un deseo.
Una traición.
Una lágrima.
Un sueño muerto.
Una pérdida.
Un pasado.
Un adiós.
Sentía aquella presencia en mi espalda, esa voz que sólo murmuraba frases ignorantes y estúpidas. Gritas, bailas y cantas mientras los músicos están en la tarima. Fumas sabiendo que estoy detrás de ti, encuentro indiferencia en tu expresión. Me miras y no me observas. Tu odio sin razón se siente, tanta inmadurez en tu persona. Brincas y no me dejas respirar con tu horrible hedor. Te pudres en envidia, te quemas sobre coraje y te congelas con mi mirada. Llevas siempre tu bolso, tan tierna como debe ser. El vaso de vodka en tu mano izquierda, bebes y bebes, vuelves a beber.
Recojan a la niña del suelo, no queremos que alguien termine lastimado. ¡No empujen! Es sólo ella, tú.
Tu voz, tal sonido que da vueltas en mi cabeza haciéndome sentir como un remolino, dando vueltas. Se ahoga mi mente con tantos recuerdo de ti, con ese suspiro que quedó grabado en mí. Tus ojos de miel que endulzaron una vez más mi vida. Tus labios suaves y tiernos me llevaron hacia las estrellas. Estar contigo es mejor que estar drogada.
Enciendo un cigarro y con una bocanada intento reflejar tu forma.
Sólo trato de convertir lo que siento en palabras; aunque no son suficientes para expresarme. Las palabras ya existentes las siento tan limitadas. Es más grande, más inmenso, más significativo aquello que quiero decirte. Por ahora, me conformo con dos que ya conoces...te amo.