16 jul 2007

Noche mágica

Mientras oscurecía, tú y yo caminábamos hacia un destino incierto. Tomados de las manos aseguramos nuestra existencia en la oscuridad. Las estrellas que su débil luz nos iluminaba mientras más densa se hacía la noche. Comencé a sentir miedo, pero al pensar que tú estabas a mi lado, llegué a la conclusión de que nada pasaría, de que todo estaría más que perfecto. Seguimos deambulando, escoltando involuntariamente a aquel gato negro que nos encontramos. Luciérnagas se hicieron ver, y con sus bellas luces que estas producen, nos hicieron un gran espectáculo que solo ellas sabrían dar, luces arriba, luces por entre mis piernas, luces por todas partes. Era como una bella danza cuyo ritmo era totalmente perfecto, esa melodía que en nuestras cabezas reproducíamos la hacía más interesante. Por un momento, llegamos a una parte del camino donde había hojas secas, no tienes idea de cuánto adoro el sonido cuando piso hojas secas; es tan único, tan especial, tan inconfundible. Mis pies se sentían felices y mis oídos disfrutaban de ese asombroso sonido. Me sentía como una niña, los niños se sorprenden por todo, todo les asombra, y por lo mismo que les asombra quieren saber qué es, cómo es y por qué existe. Bien, yo estaba así, esas veces cuando preguntas tontas se te vienen a la mente: ¿Por qué las hojas secas hacen ese ruido tan agradable?, ¿por qué las luciérnagas nos han regalado un inigualable espectáculo?, ¿por qué la densa oscuridad no hace que mis temores aparezcan? ¿Por qué...? y así seguía haciéndome tantas preguntas que perdí la cuenta, y al querer repetirlas en mi cabeza ya ni las recordaba. Pero para mí eso no era lo importante. Sentía aquella gran satisfacción al encontrarme en lugar maravilloso con una persona maravillosa experimentando sensaciones maravillosas. Sí, ¡todo era maravilloso! La Luna, los árboles, aquella ardilla, ese gato, tú...yo. Todo era perfecto, todo producía magia, todo era tan lindo que me sentía como en un sueño, un sueño que deseaba que fuese eterno. En esas, tuve la necesidad de decirte todo, mi cabeza iba a explotar, eran tantas cosas que se me juntaban poco a poco y tú, tomando mi mano, permanecías callado. Tal vez, te encontrabas igual que yo, no lo sé, no te quise preguntar. Lo que si no pude evitar fue aprovechar este momento para pedirte algo que sería igual de perfecto que todo lo anterior. Me detuve tan bruscamente que noté tu cara como extrañada, te pusiste al frente mío, me miraste a los ojos.

¿Qué pasó? - con aquel tono como despertando de un sueño.

Bésame - te respondí, viendo tu rostro - la Luna no nos delatará.

Magia resultó de ese beso, aquel beso que la noche se llevó, esa noche donde la magia no era solo una alucinación, era una magia pura y auténtica, una magia producida por nuestro amor, ese amor que sería eterno.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Owww, qué bello :) me sentí enamorada y el bebé pateó jaja x)

Qué lindo escrito, me gustó mucho :) ve juntando para el libro pue$$ :)

Te quiero x****

Anónimo dijo...

la luna delata siempre

patilla

Xana dijo...

Los polvos de la noche , esos que sólo la Luna deja ver . Los que dejan que tu cuerpo se deje llevar por tu imaginación , por tu mente y tu corazón .Los que respiras cuando la noche es perfecta , cuando tu polvo y su polvo se mezclan y dan lugar a un compuesto venenoso , anestésico y soporífero al tiempo que excitante.
Él y tú ; tú y él perdidos en una nube de polvo.

Anónimo dijo...

Re-lee. Todavia te falta.

Saiuri dijo...

Será que el que me pone ese comentario de: Le falta...
¿será Gabriel García Márquez?

Jajaja ...como sea...me falta muchisimo x).

Anónimo dijo...

Auuuuuuuuuuu *-*
Me he emocionaooo nena =')
Debes d escribir para algun libro! *-*
Escribes tan bunitoooh *.*
D veritas ^^
Very beatiful :D

Byeee :)

Celes*